miércoles, 3 de septiembre de 2008

Café con leche, por favor.

- Café con leche, por favor.

La cafetería, como la mayor parte de ellas, no está exenta de adornos superfluos, ni de camareros poco agradables, pero la espontaneidad me había obligado a escogerla en cuestión de unos cuantos segundos. El café llegó bastantes minutos más tarde, como era costumbre, los cuales dediqué a pensar sosegadamente algunos temas de conversación con la finalidad de no quedarme ''en blanco'' y parecer un estúpido. No se trataba de una cita, pero el simple hecho de tenerlo delante de mí me incomodaba profundamente, no en el estricto sentido de la palabra, sino una especie de intimidación en la que yo me sentía preso de las palabras que pronunciaba con aquellos voluptuosos y hedonistas labios. Siempre fui una persona muy impaciente y me horrorizaba tener que esperar por alguien cuando estoy solo, por eso solía llegar unos cuantos minutos tarde, aunque siempre procurando no demorarme excesivamente; pero esa tarde los relojes del planeta se encontraban inmovilizados, o al menos eso era lo que aparentaba. Unos cuantos minutos más tarde (o quizás segundos, ya que como indiqué anteriormente, mi concepción temporal se encontraba un poco difusa) llegó él. Podría decir que bajo mi punto de vista estaba flamante, pero aquel día objetivamente estaba espléndido, acrecentado, todo sea dicho, por la luz favorecedora del local. Se sentó en el lugar correspondiente y me dedicó una tímida sonrisa mientras él también pedía otro café, en su caso doble. Me saludó cortesmente preguntándome por mi estado anímico, como generalmente hace la gente aunque a algunos no les importe absolutamente nada, y empezamos la conversación. Intenté romper el hielo inquiriéndole sobre su futuro académico. Yo sabía perfectamente cuales eras sus aspiraciones, pues alguna vez ya habíamos hablado del tema, pero esto me otorgaba algo de tiempo para pensar en el siguiente asunto a tratar y a la vez me proporcionaba la oportunidad idónea para desconectar momentáneamente del mundo y poder observarlo detenidamente. Él empezó explicándome las escuelas que estaba barajando para estudiar lo que tanto le atraía, sintetizándome los pros y los contras de cada una de ellas. Yo captaba únicamente palabras sueltas, pues estaba inmerso en mi propia burbuja, observando cada movimiento que él realizaba. Siempre había admirado su forma de hablar, fluída y con una elegancia indescriptible. Sus ojos se fijaban en los míos, algo que me ruborizaba excesivamente, obligándome de vez en cuando a dirigir mi mirada hacia otros objetos. Sabía que él notaba mi timidez y que eso era una carta a su favor, estaba llevándome hacia su terreno y los dos éramos conscientes; así que volví a dirigirle la mirada y me dediqué a observarle. Su pelo también me fascinaba desde que había tenido la oportunidad de tocarlo, era tan suave y moldeable como el de un niño, habría pasado horas y horas acariciándolo, sintiendo como mi piel se erizaba tan solo de sentirlo más cerca...-¿Me estás haciendo caso? -Sí, sí...perdona, es que estaba pensando en si cerré bien la puerta de casa. Mi corazón se alteró en unas milésimas de segundos, espectante.

Por momentos pensé que se levantaría y se iría en ese mismo instante, pero pareció no haberle importado y continuó hablando...

http://www.youtube.com/watch?v=3Sy5xcOC4cY

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si no tuviese que irme no habría un lugar en el mundo que desease más que el más próximo a tu lado.
Si tuviese que abandonarlo serías mi primer billete de salida

Tengo miedo a cuanto cambie esto. A mantenerte en el recuerdo. A mantenerte en la distancia. Pero te lo dije una vez. Solo espero que la vida siga girando asta dejarme de nuevo en tus brazos. Y lo odio. Odio esto. Y me has hecho llorar capuyo, y solo quiero llorar abrazado a ti.

(Contestación a mi leyenda personal)

Cobrin of Dark dijo...

es genial. Algunas veces es muy teórica y pragmática, pero tu forma de narrar me encanta... te dejas ir.
Y eso, es genial.